Andrés Aylwin A.

"Ya despertarán las conciencias dormidas como un enorme caudal. Ese día el signo de la historia no será el odio sino la hermandad"

Andrés Aylwin Azócar, 1925-2018

"Soy testigo del dolor de nuestro pueblo durante 17 años. Por eso, jamás renunciaremos a nuestra lucha por convertir ese dolor en frutos de esperanza"

Andrés Aylwin Azócar, 1925-2018

"Los políticos tenemos una gran misión pedagógica. Y por lo mismo, tenemos que afrontar los problemas con equidad y diciendo la verdad"

Andrés Aylwin Azócar, 1925-2018

Andrés Aylwin A.

"Ya despertarán las conciencias dormidas como un enorme caudal. Ese día el signo de la historia no será el odio sino la hermandad"

Andrés Aylwin Azócar, 1925-2018

"Soy testigo del dolor de nuestro pueblo durante 17 años. Por eso, jamás renunciaremos a nuestra lucha por convertir ese dolor en frutos de esperanza"

Andrés Aylwin Azócar, 1925-2018

"Los políticos tenemos una gran misión pedagógica. Y por lo mismo, tenemos que afrontar los problemas con equidad y diciendo la verdad"

Andrés Aylwin Azócar, 1925-2018

Biografía

Retiro de la política

No me gustan “esos parlamentarios que son elegidos parlamentarios y que les gusta quedarse”, declaró Andrés Aylwin Azócar. Así, luego de dos periodos como diputado tras la recuperación de la democracia, se acababa su trayectoria política, al menos, en el parlamento. Ese fue uno de sus motivos. Hay también otro:

“Yo quedé bastante decepcionado de los políticos existentes en los años noventa, o sea, cuando volvió la democracia, yo pensé que eran personas que iban a volver muy comprometidas con los derechos humanos, muy comprometidos con los presos políticos, muy comprometidos con los problemas sociales, porque indudablemente que la dictadura, desde el punto de vista socioeconómico, a los que más había perjudicado era a los pobres, entonces yo veía que en todos estos aspectos no había consciencia en la gente”.

Del extracto de esta entrevista que le realizó su nieto Matías Rivas Aylwin, se podría desprender que predominó el pesimismo en la mirada que Andrés Aylwin Azócar tuvo de la política una vez comenzado el nuevo milenio. Sin embargo, era todo lo contrario. “Soy un optimista contumaz”, declaraba en 2018. Y en buena medida lo era porque era un convencido de que “el renacer de la esperanza tiene que brotar del seno del pueblo, de la gente, especialmente de la gente joven”. Vio con alegría -y la mayoría de las veces alentó, aunque sin ejercer presión- cómo sus nietos se involucraban en causas políticas o sociales.

No era extraño. Tanto él como Mónica Chiorrini Givovich, su compañera, nunca perdieron el contacto con la mayoría de las organizaciones con las que trabajaron en sus periodos más activos de la política. Era común que todos los años asistieran a conmemoraciones (como las relacionadas con los DDHH), diversos actos, lanzamientos, pero también, por ejemplo, a aniversarios de cooperativas, conversatorios de juventudes políticas y sociales. Tampoco perdieron sus amistades, porque esas amistades formaban parte de ese mundo, porque su vida y la de doña Mónica no ocurrieron en paralelo a su lucha, sino que fueron una sola. Cuando la salud ya no se lo permitía, iba su compañera acompañada de algún nieto.

“No me considero una reserva moral, sino que pienso que la gente es la reserva moral de este país, la gente joven, la gente de edad que sigue trabajando, que sigue luchando”, y junto a ellos se mantuvo el resto de su vida. 

Nunca dejó de ser un militante de la DC, siempre sostuvo que moriría militando en su partido. Y, en línea con sus convicciones, sostenía también que “si hay una reserva moral en la Democracia Cristiana son sus militantes que siguen luchando, que siguen trabajando, no obstante todas las dificultades, a ellos yo les rindo homenaje”, porque “lo que yo pueda haber hecho en mi vida es insignificante comparado con lo que han hecho la gente que trabaja en la base”.

Y tampoco se retiró absolutamente de lo que se conoce como “política formal”: Andrés Aylwin Azócar era incapaz de marginarse por completo de la realidad político social de su país. Durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet -y antes diversas críticas provenientes de distintos sectores-, se declaró un “bacheletista furioso”, defendiendo a la presidenta con mucha energía y una admiración declarada. Para la candidatura por la Nueva Mayoría de Alejandro Guillier, grabó un video en el que apoyaba públicamente al candidato, a la vez que hacía un llamado a las bases de su partido a actuar en bloque. En ambos casos, actuó sabiendo que aún tenía algún tipo de capital político y no dudó en utilizarlo para apoyar aquello en lo que creía.